Tengo que confesar que hace relativamente poco tiempo que le he empezado a dar al descanso la importancia que se merece.
La verdad es que echo la vista atrás y durante TODA mi vida he ido como las cabras locas: con prisas a todos los lados, con la agenda a reventar de tareas diarias, con mil planes, con entrenos, trabajos, estudios, con planes de ocio y sacando tiempo de debajo de las piedras para recados personales.
Y sí que es cierto que dormir dormía pero el problema es que no lo hacía con las garantías suficientes.
